A lo largo del día, a menudo nos encontramos con pensamientos fugaces y juicios precipitados.Estos pensamientos pueden aparecer de repente, como ráfagas de viento inesperadas.Hoy, mientras paseaba a mi adorable y gigantesco yorkshire, Tommy, algo llamó mi atención.Un grupo de niños, acompañados por una mujer que parecía ser su madre o una figura cercana, caminaba cerca de nosotros.Uno de los niños estaba siendo sostenido por la mujer, y sus palabras llegaban a mis oídos en fragmentos.Repetían constantemente preguntas como: ¿Te gusta el gatito? o ¿Le tienes miedo al gatito?. Esto llamó mi atención y me hizo reflexionar.Sin embargo, en mi mente surgió un pensamiento oscuro y crítico. Me pregunté si esta mujer estaba confundida o si simplemente no se daba cuenta de que Tommy era un perro, no un gato. En ese momento, me di cuenta de lo negativos y rapidos que eran mis juicios y suposiciones. Me cuestioné por qué estaba saltando a conclusiones tan negativas. Tal vez, en realidad, se referían al gato de alguien más, que vivía en la casa a la que se dirigían. Esta idea tenía sentido, especialmente cuando los vi entrar juntos en un edificio.Este episodio me llevó a reflexionar sobre cuántos de estos pensamientos fugaces atraviesan nuestra mente a lo largo del día.¿Con cuánta frecuencia juzgamos y evaluamos sin una razón aparente? ¿Por qué desperdiciamos nuestra energía en suposiciones y conjeturas?A pesar de afirmar que no juzgo a los demás, aquí estaba, atrapada en estas reflexiones negativas.Reconocí que esto no estaba bien y que era una ilusión que debía superar.La gran pregunta que surgió fue:¿Cómo podemos controlar estas ráfagas de pensamiento ,emplear esa energia en otras cosas ?¿Es posible reentrenar nuestra mente para evitar juicios apresurados?Aunque las respuestas pueden ser esquivas, la idea persiste.Imagino un futuro en el que despierte con una mente más consciente y libre de juicios innecesarios, donde alcanzar lo que me propongo sea una realidad.Así, en el laberinto de nuestros días, nos enfrentamos a estas corrientes de pensamiento.Quién sabe, tal vez con el tiempo, aprenderemos a navegarlas con serenidad y comprensión, convirtiéndolas en nuestra brújula para una vida más sana y plena.

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