Las primeras vacaciones de este año 2024 nos llevaron a Ourense, Galicia, en compañía de mi marido Artur, mi madre y nuestro querido perrito Tommy. Aunque solemos emprender nuestros viajes temprano, esta vez partimos alrededor de las 9:30h, ya que en la casa alquilada no podíamos ingresar hasta las 16h. De camino, hicimos una parada estratégica en un restaurante para que pudiera entregarme a mi tradicional bocadillo de bacon o panceta con pimientos. Una costumbre que adopté porque simplemente me encanta. Siempre que inicio un viaje, lo hago con este bocadillo, como si fuera el rito que desata la felicidad y confirma que las vacaciones han comenzado de verdad. Llegamos a un pintoresco restaurante alrededor de las 3:30 para disfrutar de una rica comida y muy buena atencion. En esta ruta hacia Galicia, siempre nos cuesta encontrar lugares que acepten a nuestro perrito, especialmente en invierno, pero afortunadamente, dimos con un lugar encantador en A Gudiña llamado Mesón de Erosa. Allí, nos permitieron entrar con nuestro peludo amigo y nos deleitamos con un suculento chuletón de ternera, una delicia que confirmó mi creencia de que el mejor sabor de la ternera se encuentra en Galicia. También culminé la comida con un flan casero y delicioso. Siguiendo el camino, llegamos a nuestra casa alrededor de las 17:30. Una residencia grande, hermosa y fría, situada a unos 10 km del centro de Orense, cerca de las aguas termales y de todos los encantos de la región. Aunque la primera noche cenamos en casa y descansamos, la lucha contra el frío fue todo un desafío. Los calentadores, aunque bonitos como chimeneas, no eran rival para el tamaño de la casa. El siguiente día, bajo una lluvia persistente, Artur se despertó algo pachuchito. A pesar de ello, nos aventuramos en busca de las famosas aguas termales de Ourense. Recorrimos en coche unas cuantas, a veces salia sola o acompañada por mi madre, para capturar algunas fotografías. Desafortunadamente, la mayoría de las áreas estaban cerradas debido al riesgo de desbordamiento del río, un riesgo que se materializó al día siguiente. Aun así, encontramos un área no afectada que visitamos con mi madre al día siguiente. Entre búsquedas y lluvia, regresamos a casa y decidimos hacer una barbacoa. En nuestro último día completo, nos dirigimos a las únicas aguas termales en buen estado, más alejadas del río. Allí, nos recibió un guardián que nos recitó todas las prohibiciones del lugar. Afortunadamente, mi madre estaba en modo “¡Al agua ya!”, mientras yo, que estoy acostumbrada a desenvolverme frente al público, me encontraba en una especie de “Modo Vergonzoso Activado” al enfrentarme a lo desconocido. ¡Menos mal que mi madre solo tenía pensamientos de disfrutar las aguas termales sin complicaciones!. Entramos y disfrutamos de una experiencia única. Cada 10 minutos debíamos salir para dar un paseo o una ducha fría. Fue una sensación increíble, como lanzarse al agua fría del mar en verano para refrescarse, pero al revés. Estamos pensando en repetir esta experiencia en otras regiones en nuestro próximo viaje. En nuestro último día, salimos alrededor de las 11:30, haciendo paradas estratégicas en Orense para capturar algunas fotos más. A pesar de la lluvia del primer día, logré inmortalizar algunas imágenes de las aguas termales, lo cual fue afortunado, ya que al día siguiente, cuando regresamos, todas estaban inundadas por el río. También hicimos una pausa en una tienda de recuerdos y en una panadería donde nos llevamos dos panes típicos, deliciosos. Nuestra última parada para comer fue en el mismo restaurante de la ida, en A Gudiña. Han sido unas vacaciones increíbles, aunque cortas. Necesitaba este respiro después de las celebraciones de fin de año. Siempre termino agotada y necesito alejarme de la rutina. Tomarse unos días siempre es revitalizante, aunque hayan pasado volando. Me quedé con ganas de disfrutar un poco más en casa. Hoy, entre abrir maletas y escribir esto, el tiempo se escapa, y mañana toca volver al trabajo, a comenzar un nuevo año laboral, más bien dicho. ¡Qué más puedo decir, excepto que la vida es mejor con un buen bocadillo de bacon y unas aguas termales de por medio!
Después de explorar las maravillas de Ourense bajo la lluvia y compartir nuestras experiencias, es hora de sumergirnos en la magia de las aguas termales que logramos descubrir. A pesar de los desafíos y las inundaciones repentinas que nos impidieron visitar algunos lugares, capturé momentos únicos en las termas que logramos explorar. Cada rincón termal tiene su propia historia y encanto, y a continuación, te invito a disfrutar de estas imágenes que reflejan la tranquilidad y la belleza que encontramos. ¡Acompáñame en este viaje visual por las aguas termales de Ourense!
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