Nuestra estancia en Casa Bodega Alejandro fue un verdadero deleite. Rodeados de la belleza rural asturiana, disfrutamos de un refugio acogedor que nos permitió sentirnos como en casa. La tranquilidad y serenidad de este lugar se combinaron con la compañía de nuestro fiel amigo, Tommy. Junto a las montañas y el encanto del entorno, Casa Bodega Alejandro se convierte en un punto de partida perfecto para explorar la región. Mis fotos capturan los momentos de conexión y alegría que compartimos en este rincón especial.
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