Un encanto de curiosas calles y vistas marítimas que me atrapó por completo.El puerto, una verdadera joya, me invitó a sumergirme en su ambiente marino, y el paseo marítimo se convirtió en mi refugio para contemplar la inmensidad del océano.En este rincón asturiano, descubrí una curiosidad encantadora: las calles que suben y bajan en un juego de perspectivas que parecen desafiar la gravedad. Cada paso se convirtió en un viaje lleno de sorpresas, donde la arquitectura y el ambiente se unen de manera única.Gijón es un tesoro en la costa asturiana, una mezcla fascinante de pasado y presente que me permitió crear recuerdos duraderos a través de mis lentes. Cada imagen que capturé es una expresión de la maravilla que sentí mientras deambulaba por sus calles y admiraba su belleza natural.

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